My experiencia con la papa en Cuba


Mi primera confusión geopolítica sucedió cuando apenas alcanzaba los nueve años y mi única preocupación era no sacar malas notas en el colegio para poder gozar de las vacasiones. Pero las noticias de la revolución cubana me crearon una duda lo suficiente importante para preguntarle a mi papá: “¿Es buena la revolución de Fidel Castro para Cuba?” Recuerdo que manejaba su automóvil frente a la Tribuna Monumental hacia la avenida Roosvelt y yo era el único pasajero. Respondió que no sabía y que había que esperar para ver como evolucionaba. Hasta un niño podía reconocer la sabiduría en su respuesta. Acto seguido, sin embargo, mi papá me contó lleno de orgullo que había conocido a Fidel en Nueva York en 1949. Se lo había presentado un primo de Fidel y compañero de mi papá en la Universidad. Dijo que pasaron tomando cerveza más de cinco horas durante las cuales sólo habló Fidel y con una pasión fenomenal. Quedé encantado con su relato acerca del personaje de Fidel.

La admiración por Fidel se me quedaría grabada desde ese día. A pesar de que al poco tiempo mi papá comenzó a actuar como si nunca lo hubiese conocido. Peor aún, hablaba como que si supiera que Fidel era el demonio en persona. Para evitar que no se empañara la imagen de mi papá como cualquier niño me olvide del asunto. Sin embargo, me quedo claro que nunca iba a creer nada de lo que me dijeran—ni mi papá ni nadie—sobre Fidel y su revolución. Y desde entonces albergué la ilusión de algún día viajar a Cuba para poder contestar mi propia pregunta. Cabe señalar que el brusco cambio de opinión de mi papá era “justificado”. Pues al poco tiempo se puso a colaborar con la CIA en Nicaragua. Creo que su papel era de enlace logístico durante la ejecución de la frustrada invasión “amerikana” en la “Bahía de Cochinos”. Hecho que recientemente ha sido confirmado en documentos desclasificados de la CIA.

Casi se cumple mi ilusión de conocer la Cuba de Fidel demasiado antes de tiempo. En 1962, una avioneta Cessna propiedad del primo de mi papá, el General Anastasio Somoza DeBayle, salió de Managua rumbo a Miami, piloteada por su socio, Teodoro Picado. Yo estaba en la lista de pasajeros muy contento de viajar por primera vez a los Estados Unidos. Afortunadamente no pude viajar porque caí enfermo, creo que con Varicela. Según el piloto, Teodoro Picado, debido al mal tiempo tuvo que desviar su ruta y hacer un aterrizaje forzoso en Cuba. Pero según el gobierno cubano la avioneta tenía la misión de llevar a un “pasajero X” que había saltado en paracaídas para espiar en Cuba. En realidad, la única pasajera era la asistenta personal de mi papá, Emilia Bonilla. Y como ella también viajaba por primera vez a los EEUU y el viaje fue planeado de repente, nuestras visas “amerikanas” estaban adjuntas. Teodoro fue retenido e investigado nueves meses y Emilia por tres meses. Cuando ella regresó de Cuba nos contó fascinada por su suerte de haber conocido a Fidel en persona. Me acordé que lo mismo le había pasado a mi papá y con mucho más razón continué soñando algún día visitar Cuba.

Cerca de treinta anos después se cumplía mi deseo de conocer por mi propia cuenta como había evolucionado la revolución de Fidel. Tuve la fortuna de viajar a Cuba en cinco ocasiones (1992-1997) por lapsos de una semana cada uno. Mi misión era investigar la posibilidad de la semilla sexual de papá para reducir el alto costo de la producción de papa en Cuba. La semilla sexual de papa—el tema de mis, entonces, 10 años de investigación—es una atractiva alternativa para países tropicales como Cuba donde no es factible producir buena semilla. Los cubanos comen más papa de lo que se piensa. Por ejemplo, el consumo per cápita de papá en Cuba es cinco veces mayor que en Nicaragua. Anualmente se plantan 15 mil hectáreas de papa en Cuba lo cual requiere 30 mil toneladas de papa semilla. Esta enorme cantidad de semilla es importada y debe ser transportada en barco desde Holanda. Cuando existía la Unión Soviética los cubanos no tenían problemas en pagar 15 millones de dólares que es el costo de la semilla de papá que ellos necesitan anualmente. Lógicamente el gobierno cubano tuvo que continuar comprando esta semilla con fondos propios después de la desaparición de la Unión Soviética. La cantidad de semilla sexual que necesitaría Cuba es apenas 700 Kg., lo cual facilita su transporte. Además, la semilla sexual producida en Chile costaría apenas medio millón de dólares. De manera que, la revolución de la semilla sexual de papa nunca será bienvenida por los productores de semilla Holandeses.

Mi relación papera con Cuba nació cuando “el comandante en jefe” visita una granja experimental donde se estaba experimentando con semilla sexual enviada por el CIP. Le explicaron que existía esta nueva revolucionaria semilla de papa alternativa y Fidel inmediatamente ordenó que se evaluaran sus posibilidades en Cuba. Por ende, establecí una verdadera amistad de ron, conversación e interés científico con el Jefe del Programa de Mejoramiento de Papa en Cuba, Ysmael Rodríguez en Lima (1991) durante el congreso de la asociación latinoamericana de la papá (ALAP). Ysmael y su esposa habían huido de Cuba a Miami cuando estallo la revolución de Fidel. A los seis meses nació un hijo que ellos bautizaron José, alias el Che. Pero al poco tiempo Ysmael se aburrió de Miami y decidió regresar con su familia a Cuba en 1963. Con Ysmael, “el viejo”, trabajaban de asistentes, “mihemano” su hijo, el “Che”, y “mihemana” Ehilda su segunda esposa. Llegue a conocer y a admirar el empeño, la dedicación y la motivación de casi todos los técnicos del Programa de Papa de Cuba que trabajan en la Estación Experimental “Liliana Dimítrova”, en la Habana.

Francamente que la gran mayoría los cubanos que conocí en Cuba son la gente mas linda que yo he conocido en mi vida. Los momentos más sublimes los pase en la casa de la maravillosa familia de “balseros al revez”, que incluye la esposa de Ysmael, el Che, la primera esposa del Che y su hija. Además siempre asistían a nuestras reuniones casi todo el barrio donde en los tiempos de Batista vivían los “high life”. En el segundo piso, donde nos reuníamos no había ventanas ni puertas y se respiraba un aire de libertad y de verdadera dignidad. Después de los primeros rones yo les recitaba poesías de Darío, Neruda y García-Lorca. Ellos siempre me honraban con banquetes de diversos platos caseros que casi siempre sabían muy bien. Pero jamás olvidaré la vez que probé algo con un sabor horrible y dificilísimo de masticar y tragar. Haciendo un gran esfuerzo para no arrugar la cara cometí el error de preguntar, y el sabor lo sentí mil veces peor cuando aprendí que era hígado del cerdo casero que habían sacrificado el mes anterior y guardado en la refrigeradora para mi. Y lo que me costó tener que negarles por primera vez repetir el plato. En las reuniones tomábamos ron comercial que yo compraba en las tiendas para los extranjeros. Pero no importa cuantas botellas compraba siempre se acababan y desagraciadamente siempre terminábamos bebiendo ron “hecho en casa” (20 alcohol puro: 1 ron comercial). Por lo cual al día siguiente se me reventaba el frontispicio. Como soñaba con conocer el “Copacabana” los Rodriguez me llevaron y me invitaron a cenar. Como me sentí mal antes del tiempo programado para el vehículo que nos iba a recoger, el Che salió sin decir nada, caminó 28 cuadras y regreso con el carro. El sueldo de Ysmael eran cinco dólares al mes, cuatro dólares recibía el Che, y su esposa casi tres. Nunca me olvidaré cuando vi a Ysmael rechazar una oferta de 50 mil dólares que le acababa de hacer en secreto un vendedor de semilla de papa canadiense a cambio de una sola papa de un clon resistente al calor que había seleccionado Ysmael en Cuba. Le dio una buena regañada al gringo.

Más tarde llegué a comprender porque desde la primera noche llena de ron y tabaco con Ysmael en Lima, el siempre se despedía abrazándome efusivamente al mismo tiempo que me advertía: “te quiero como un hijo, te ruego que no me vayas a salir con que eres de la CIA”. Yo me reía pensando que eran ocurrencias que Ysmael decía en broma por el alcohol. Pero pensándolo bien mi papá y yo somos homónimos, y mi nombre era el supuesto “pasajero X”. Ya me imagino como deben haber retumbado los “files” de la Seguridad del Estado en Cuba con el nombre, “Noel Pallais”. Además, Ysmael tenía que ser sospechado por haber retornado de Miami y es muy probable que fuera bien advertido sobre mi persona. En mi tercer viaje a Cuba fui entrevistado antes de regresar al Perú por un caballero cubano identificado como agente de Seguridad del Estado. Comenzó a hablarme mirando hacia el piso, baje mi cabeza hasta alcanzar sus ojos y medio en serio y medio en broma le pedí contacto visual. Su tema era la preocupación que existía en Cuba de la posible introducción por el “enemigo yanqui” de la enfermedad de papa más peligrosa que existe (PSTVd) y que es causada por un viroide muy similar al SIDA. Me preguntó si yo estaba dispuesto a robar para Cuba el Antigeno de la enfermedad que tenía mi institución (CIP). Respondí; “no es necesario robármelo porque está a la disposición de Cuba por medios regulares”. Y añadí: “si se trata de mi voluntad para robar algo para Cuba los cinco kilos de semilla que traje en este viaje casi se puede decir que me los robé del CIP”. No prosperó más nuestra entrevista, y la despedida fue cordial.

Para entonces, sin embargo, yo ya había formulado la respuesta a mi pregunta: “la Revolución de Fidel ha sido relativamente buena para Cuba”. Pero estoy totalmente de acuerdo con Oscar Wilde, los individuos forjan la Época y no las ideologías o principios. Yo pienso que la revolución Cubana sin Fidel hubiese sobrevivido muy poco tiempo. Debo aclarar que soy anarquista y que nunca he votado porque considero que la mayoría nunca tiene la razón. Jamás formaría parte de un grupo organizado bajo cánones comunes, llamese, secta, banda, o partido. Tengo alergia a las ideas que tienden a seducirnos y agruparnos distinguiéndose de otras similares agrupaciones. La única revolución que anhelo es la mía propia que busca cada día ser un poco menos imbecil, menos egoísta, y menos superficial. Siento el mismo desdén por los estados capitalistas, comunistas, imperialistas y fascistas. Habiendo nacido como nací—en cuna de oro—en cualquier país del mundo me hubiera complacido nacer. Aunque hubiera preferido que no fuera un país demasiado pobre, como Cuba que está particularmente empobrecido por el embargo comercial impuesto contra toda razón por los “amerikanos”. Sería demasiado sacrificio vivir en Cuba con un sueldo fenomenal porque es horrible ver tanta pobreza mientras uno vive como rey. Además no es divertido sentir que lo están vigilando, aunque mi caso era por vergüenza ajena al pensar que desperdiciaban las pocas energías que tienen en paliar su paranoia.

Ahora bien, debo confesar que si me hubiera tocado nacer en la cuna de paja que nace más del 80% de los latino-americanos no me hubiera complacido nacer en ningún otro país que no fuera Cuba. En la casa de Ysmael ante una docena de personas yo no sentía miedo al proponer que Fidel se debería retirar a escribir sus memorias porque solo discursos existen. Comprendo el temor para los que poseen ideologías diferentes—lo cual no es uno de mis problemas—que debe producir la rigidez del comunismo al limitar las opiniones en contra de la ideología del estado. Debe ser muy parecido al miedo que se siente [mientras escribo] en Lima al pronunciar críticas sobre “Vladimiro Montesinos”. Sin embargo, son varios los aspectos de la vida en Cuba que para mí son superiores a todos los que he observado en países del tercer mundo. Si bien la pobreza reina en casi el cien por cien de los hogares cubanos, también es cierto que no existe la miseria en Cuba. El “shock de cultura” más perverso de mi vida lo experimentamos con mi amigo Fidel Torres, quien es peruano y una de las personas que más conocen sobre la semilla sexual de papa en el mundo. Nos sucedió dos veces seguidas al regresar de nuestro primer viaje en Cuba. Primero al transitar desde el aeropuerto por las calles de Santo Domingo cuando nuestro taxi se convirtió en un blanco constante de decenas de jóvenes pidiendo una moneda. Después el peor golpe lo sentimos en Lima; eran mas de las once de la noche y en una esquina del barrio San Isidro—el mas “high” de Lima—la luz roja nos obligo a sufrir con tres niñas, esqueletas, desveladas, hambrientas pidiéndonos una limosna.  “En Cuba, chico, cuando a un pobre se le muere su madre”, decía uno de los conductores que nos llevaba a los campos de papa, “no es como en otros lugares, y yo sé porque fui combatiente en Angola y he visitado algunos países y en todos se llora por no poder pagar la cuenta del hospital y del entierro. Chico aquí se llora por la persona que se muere porque el estado se encarga de toda esa clase de problemas”.

Por supuesto que la vida en Cuba no es color de rosa y desgraciadamente en las calles más bien lo que abundan son las “jineteras”. Por lo cual los domingos me quedaba siempre encerrado en mi cuarto y salía solo a comer al restaurante del Hotel. Francamente era demasiado nauseabundo para mí salir para tener que continuamente rechazar cantidades de mujeres bellísimas ofreciéndose de las maneras más increíblemente sutiles. Recuerdo una vez que al regresar de un viaje de 1000 Km en un día por el interior del país me detuve en la recepción para pedir mi llave. Se me acerca una hermosa señorita apuntando a las medicinas que ando en la mano por encargo de un colega y me recita de memoria la posología del remedio. Acto seguido me dice: “caballero, soy una excelente enfermera sé bueno e invítame un trago”. Se siente feo tener que rechazar esa clase de oferta. Con todo y todo yo pienso que si Cristo regresara para visitar un día la tierra, escogería pasar la noche en la Habana porque ahí nadie llora miseria. Pero Cuba esta muy lejos de ser el cielo y no todos los cubanos son como Ysmael, también existen diferentes corruptos. Yo conocí uno.

Como yo era uno de los comandantes de la revolución de la semilla sexual de papa, lógicamente tenia de principal enemigo a los vendedores de semilla de papa Holandeses. Mi plan de batalla era exponer “ante los cuatro vientos” el peligro y la corrupción que significaba para los países latino-americanos caer en las sucias estrategias de mercadeo. Es conocido que la semilla Holandesa contiene enfermedades que si bien no prosperan en climas templados cuando son introducidas a nuestros suelos encuentran un lugar propicio para su multiplicación. Estas introducciones reducen la productividad e incrementas la dependencia en su semilla importada. Nuestros líderes de programas de papá latinoamericanos son seducidos con viajes a Holanda, que incluyen tres semanas de placeres con bellas meretrices que les presentan como primas, además de unos cuantos miles de dólares, gorras y llaveros. En 1997 fui invitado a presentar la Conferencia Magistral en la Reunión Tri-anual de la Asociación Latino-Americana de la papa, Mérida, Venezuela. Ante una audiencia de casi 500 personas entre científicos y agricultores—según el cubano corrupto—“yo insulte” a los vendedores de semilla de papá de “Europa”. Cuando lancé mi primer “insulto” no me sorprendió observar cuando se levantaron los holandeses para abandonar la sala, pues lo mismo había ocurrido en dos similar ocasiones que presente conferencias magistrales de ALAP; Republica Dominicana (1992) y Brasil (1996). Lo que sí me sorprendió fue ver a Félix Manso el Jefe Máximo del Programa de Papa en Cuba levantarse y abandonar la sala con los holandeses. Preocupado de haber mencionado algo que hubiera hecho sentir mal a los cubanos, sin perder un segundo al terminar mi conferencia me dirigí a “mihemano”, Rafael Deroncelle, Jefe de la Estación de Papa “Liliana Dimitrova” en la Habana. Rafael estaba sentado adelante y no se había dado cuenta que su jefe abandonó la sala con los holandeses. Le pregunté su opinión sobre mi presentación y me respondió apuntando a la piel de su antebrazo: “mira chico yo soy negro y por eso no tengo vellos en la piel pero si los tuviera, chico, se me habrían levantado en puntas del tremendo orgullo que sentí de ser cubano con todo lo que tu dijiste”. Pero Félix Manso organizo una efectiva campaña en contra de mi conferencia. Y casi todos mis compañeros me criticaron; el que menos me reprocho dijo: “estaba bien con haberlo dicho una ves pero tres veces, te pasaste”.

Dos colegas, sin embargo, fueron incondicionales en darme su apoyo. Jamás olvidare las palabras que me repetía mi broder Venezolano, Rafael Pernilla, “doctor, cuando el perro se rasca, es porque le pica”. Y como olvidar la constancia por escrito que dejo mí hermano del alma, Armando Águila, al presidente de nuestra asociación. “Señor Eduardo Alfaro Ross, Presidente ALAP, Cochamamba – Bolivia. De mi más alta consideración…  Finalmente, no podría concluir este escrito sin referirme específicamente a la intervención del Dr. Noel Pallais en el día de ayer. Creo compartir con muchos de los presentes en el sentido que hay formas y formas de decir las cosas y en eso, nuestro amigo Noel, no cabe dudas se dejo arrastrar por la pasión con la que defiende sus ideas, pero sin el animo de la ofensa y, además, convencido de hacerlo en el lugar y momento adecuados. Sin embargo, el Dr. Pallais, en el fondo, solo ha planteado una ves mas, con envidiable valentía, una seria de inquietudes surgidas y/o recogidas en su fructífera trayectoria papera, que se relaciona con el sueño latinoamericano, que, a lo mejor, es solo eso, un sueño. Armando Aguila Carrasco, ANASAC, Chile.”

Pero la conspiración de Manso no se podía quedar así no más y se me ocurrió una idea. Debido a los estatutos nuestra asociación debía elegir a un cubano para ser su próximo Presidente, pues la próxima reunión de ALAP 2000 se llevaría a  cabo en Cuba. En la delegación cubana que asistió a la conferencia de Mérida estaba la compañera Ana Estevez, Jefe de INAVIT; Institución que se dedica a la investigación básica en papa. De manera que, le pedí a mi asistenta Rosario Falcon que nominara a Ana cuando llegara el momento durante la reunión plenaria. A la hora de proponer candidatos cubanos para asumir la presidencia, Charo nomino a Ana, e ipso facto yo grite “second”, y acto seguido lo que parecía la sala entera levanto la mano en señal de aprobación. Ana estaba a punto de ser ratificada para Presidente por decisión unánime y escuchábamos: “la doctora Ana Ezteves, a la una, a las dos, y…”, cuando de pronto Rodrigo el delegado de Panamá anuncia, “yo nomino a Felix Manso”. Nadie se dio cuenta cuando Felix se fue hacia atrás de la sala y le pidió a Rodrigo que lo nominara.  Sorprendido el Presidente saliente Fernando Ezeta le pide a la concurrencia “second” para apoyar la candidatura de Manso. Lo cual es seguido por un silencio sepulcral que obviamente indicaba que  la decisión ya había sido tomada. Fernando siguió al silencio, “no hay second, a la una, a las dos…”, cuando de repente Ana levanta la mano y dice: ”second”. Pide la palabra un boliviano y se levanta diciendo: “lo siento Ana pero los estatutos de ALAP impiden a la persona nominada apoyar a otra nominación sin antes renunciar a su propia candidatura”. Y otra ves aquel trueno de silencio agonizante por un espacio infinito que habrá durado tres segundos. Y finalmente, la voz de Ana que dice, “renuncio a mi nominación”.

¿Adónde estaba Deroncelle? Él hubiera sin duda apoyado la candidatura de Felix y así evitado la vergonzosa renuncia de Ana. “Mihemano” estaba borracho en su cuarto pues cuando Manso se dio cuenta del apoyo incondicional que Rafael me había dado, se reunieron en privado y después Rafael no salió de su cuarto ni paro de beber licor. Sin embargo, apenas yo escuche la renuncia de Ana no me aguante, me levante y grite, “vergüenza, vergüenza, vergüenza, de manera que, ustedes los comunistas le tienen miedo a las mujeres, y yo que pensaba que ustedes eran progresistas, ahora veo que son los peores machistas de nuestro hemisferio.” Por supuesto que, Manso fue elegido Presidente de ALAP, y desde entonces yo jamás he vuelto a Cuba. Debí haber presumido que así no mas no se iba a quedar Felix; por supuesto que el también pensó en su venganza. Sucedió así, con fondos de mi proyecto de investigación yo había comprado de Chile por 2000 USD dos kilos de la variedad de semilla sexual mas apropiada para enviarla como donación a Cuba. Al mismo tiempo Felix envió a CIP-Lima una compañera para que aprendiera las técnicas de detección de la enfermedad viroide PSTVd de la papa, antes mencionada. Nos hicimos buenos amigos y recuerdo que en mi oficina lloro de orgullo ante mis palabras de admiración por Cuba. Sin embargo, después que la compañera regreso a Cuba nos avisaron que ella había encontrado que las ocho bolsas de semilla (250 g c.u.) estaban infestadas de PSTVd. Como quien dice, “Pallais agente de la CIA nos quiso enviar la terrible enfermedad que siempre sospechamos era su plan, y lo descubrimos.” Lo que Felix ignoraba es que: 1) la semilla había sido preparada por los técnicos del CIP en un laboratorio al que yo nunca entro y que yo jamás vi la semilla, y 2) que aun si mis colegas me hubieran visto contaminando la semilla y yo les digo que lo que están viendo no está sucediendo, sin dudas me lo hubieran creído.

Yo me sentí defraudado con mi institución (CIP) por no haber enérgicamente protestado ante tan grave acusación. En ese tiempo el responsable del CIP por la distribución de semilla era el doctor Oscar Hidalgo, y yo todavía no había ni imaginado que muy pronto yo asumiría su cargo. Oscar les pidió a los cubanos que le enviaran una muestra a lo cual se negaron. Yo exprese que no me hubiera quedado tranquilo con una acusación que empañaba la hasta entonces (Video-Link) pulcra imagen del CIP en cuanto a la seriedad con la que manejamos los recursos genéticos del mundo. Si yo hubiera sido el responsable hubiera enviado a nuestro más eminente patólogo a Cuba inmediatamente para in situ investigar la semilla en cuestión, y le hubiera pedido que trajera una muestra a Lima para estudiar a fondo el problema. Desde entonces para mí quedo claro que el CIP ya no tomaba en serio su responsabilidad sobre los recursos genéticos bajo su confianza. En cuanto a Felix, no se salió con la suya—su intención era que me botaran. Y cuando al poco tiempo me nombraron Jefe la Unidad de Semilla Felix tuvo que pedirme material que necesitaba. Por supuesto que con mucha educación e ironía me le puse a sus órdenes. Los holandeses y Felix si lograron exterminar las posibilidades de la semilla sexual en Cuba. No creo que para siempre. Esta batalla la ganaron los piratas holandeses y la perdió Cuba. Lo que sí me quedo claro es que también se cuecen habas en Cuba. De plano, que los principios no cuentan y lo que único que forja la Edad es el individuo. Desafortunadamente, los malos son como la nata de la leche y casi siempre terminan arriba.

Noël Pallais Checa, PhD

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